Le propuse a Álvaro hacer un dibujo abstracto y él, lógicamente, me preguntó: "¿y eso cómo se hace, mami?", "Deja volar tu imaginación..." -le contesté- y el niño hizo lo que pudo.
El clásico dibujo infantil que siempre hace se llenó de curvas, las nubes aparecen cargadas de gotas de agua, las ventanas ya no son cuadradas, ahora forman rombos, los pájaros vuelan rectos hacia arriba, el árbol tiene estrellas, la verja en zigzag y la puerta de la casa llena de montañitas...
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